¿Cómo puede un Dios amoroso ver pasivamente los eventos que están ocurriendo en el mundo en estos momentos? Algunas personas han muerto de hambre en algunos países, ya que se han visto obligadas a dejar de trabajar y quedarse en casa. Muchos han sido enviados a casa temporalmente o han perdido sus empleos. Las economías están al borde del colapso. Y a escala global, literalmente, ya han habido pérdidas por billones de dólares. Y luego hay cientos de miles que se han contagiado con el coronavirus y decenas de miles que han muerto. Es probable que cientos de miles más mueran antes de que la sociedad pueda volver a la normalidad. ¿Es esto prueba de que no hay un Dios? Y, si hay un Dios, ¿a Él no le importa lo que nos pase?
El Dios de la Biblia es un Dios misericordioso y amoroso. Él quiere que las personas sean felices y saludables. De hecho, esa es una razón importante por la que Cristo vino como el Mesías (Juan 10:10). Pero, hay dos claves a tener en cuenta cuando uno hace la pregunta, “¿Dónde está Dios en todo esto?”.
Primero, este mismo Dios profetizó “En los postreros días vendrán tiempos peligrosos…” (2 Timoteo 3:1). Y Cristo, cuando le preguntaron “¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3), señaló que las hambrunas, las pestilencias y los terremotos vendrían y serían “principio de dolores” (vs. 7–8). Dios profetizó las plagas a escala mundial, ¡y si no llegan, entonces el Dios de la Biblia quedaría como un mentiroso!
Segundo, este mundo está engañado (Apocalipsis 12:9) bajo el dominio de Satanás el diablo, el “dios” de este siglo (2 Corintios 4:4). El gran Dios ve el sufrimiento en la Tierra y escucha las oraciones sinceras de sus hijos obedientes. Pero, Dios no está tomando un papel activo en la prevención del sufrimiento del mundo en este momento, para que la humanidad se dé cuenta de que lo necesitamos en nuestras vidas. Debemos recordar que la humanidad es responsable de rechazar a Dios y a sus leyes y de concluir que no tenemos necesidad de nada y que solo nos necesitamos a nosotros mismos (Apocalipsis 3:17).
La realidad emocionante es que Dios tomará un papel activo en los asuntos mundiales en un futuro no muy lejano, cuando Su hijo, Jesucristo, regrese y establezca Su gobierno en la Tierra. En ese momento, Satanás será removido y reemplazado. Eventos como esta pandemia que estamos padeciendo, son recordatorios muy poderosos de que el mundo necesita un Salvador y que Dios cumple Sus promesas proféticas. ¡Las profecías cumplidas durante el tiempo del fin son prueba de que Dios es real y de que no miente (Tito 1:2)!
Dios todavía está allí, en su trono, esperando. Y, como Cristo dijo durante su ministerio terrenal, hay ciertas cosas que “deben suceder” antes de que Él pueda regresar y poner fin al caos y al sufrimiento de este mundo (Mateo 24:6). Dios no disfruta del sufrimiento humano como algunos afirman erróneamente, y sí desea que termine. ¡No quiere que ninguno perezca, sino que “todos procedan al arrepentimiento” y cambien sus caminos (2 Pedro 3:9)! Para entender más sobre este tema, lea: “¿Es Dios indiferente al sufrimiento humano?”